Descripción

El ápice del tiempo es un thriller histórico escrito por Marcelo G. Urbano, el mismo autor de Siempre estuvo la muerte y Vestigios.

El ápice del tiempo

Buenos Aires 1973

La abuela Tona es un personaje misterioso…
Ya no solo por esconder una edad que podría superar los 120 años…
Sino por poseer conocimiento sobre Viajeros en el tiempo y ciertos planos de Galileo
Para construir una máquina que sincroniza con el mecanismo sutil que regula el tiempo terrestre…
Resultó extraño que ella apareciera en un retrato junto a Manuelita Rosas…
O en una foto de finales de siglo XIX donde se la ve mucho más joven…
De pronto el pasado no es un CUÁNDO sino un DÓNDE
¿Y si pudiésemos controlar el pasado para cambiar sucesos del futuro?
Un thriller histórico, donde el paso del tiempo es un enigma…
y la memoria un desafío…

Pequeño Párrafo

Buenos Aires comienzos de 1973

Me preguntaba a qué cosas somos sensibles los seres humanos, cuáles tienen el poder de afectarnos y, de las relaciones con el mundo que habitamos y su tiempo, cuántas tienen el poder de influirnos. Cuál es el sentido del pasado, su divergencia con el presente y el temor por lo futuro.

Así perduran las escuelas filosóficas sobre el tiempo histórico singular, como un pasaje inevitable de lo anterior hacia lo presente, de un modo irremediable. La abuela Tona, de cuya existencia daré más adelante algunos detalles inquietantes, decía: “todos somos viajeros en el tiempo, aunque, por el momento, vamos de segundo en segundo y hacia adelante…”

Y esta frase que podría morirse olvidada en un señalador promocional de librería, con epígrafe de autor anónimo, sin que a Einstein se le dibuje una sonrisa siquiera, fue el sentido de vida de una mujer que sobrevivió, según sugiere o deja que pensemos, ciento veinte años, y la luz que me guió al estudio de la filosofía.

Mi abuela, con sus relatos, fue la musa inspiradora de la historia que voy a darles a conocer en adelante, el frasco de las semillas en donde se guardaban los comics: La extraña ciencia de Al Feldstein y Joe Orlando de Bill Gaines, o El Chico de Kronos de Charles L. Harness donde un científico viajero del tiempo sufre el impacto de ser su propio padre. Ni hablar de libros como La Máquina del Tiempo de H.G. Wells, y las biografías de los inventores del siglo XX que jugaron con la teoría del viaje en el tiempo.

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