Guido e Hilda es un cuento que forma parte del libro Una historia: doce temporales del escritor chileno Sergio Rambla Márquez, a quien entrevistamos en el podcast anterior.
Guido e Hilda, un recuerdo del futuro
A partir de lo vivido, se trata de una historia simple y bien contada, con pequeños detalles costumbristas y mucho de testimonial, sobre un viaje de ensoñación desde el año 2100 al año 2000. Aquí no se apela a tecnologías futuristas, a una parafernalia vernesiana para justificar la permanencia del lector en el comienzo del siglo XXII. Probablemente sea lo contrario, el piano es un objeto vetusto y los discos de vinilo objetos obsoletos, que bien vale la pena quemar. Pero son elementos nostálgicos que están presentes en la vida de dos abuelos que podrían ser los tuyos.
Ganas no me faltaron de reunir todas esas grabaciones y quemarlas o patear dicho aparato sonoro (ya que sólo reproducían sonidos que activaban el dolor del alma), pero no lo hice porque también disfrutaba del quebranto de ellos (imaginándome para mí un futuro masoquista, sufriendo también, pero ya de viejo…)
Sobre doce temporales
Por lo tanto la obra nos trae los cuentos de los abuelos, pero también las anécdotas que marcaron la infancia del autor: el primer amor, los vecinos del barrio, personas con un pasado inconfesable, siempre con el formato de memoria que permanece en nuestra mente hasta el último día.
Como resultado de estos recuerdos, el autor desempolva anécdotas de su propia vida y, como en el fragmento que he leído, se pega un viaje en el tiempo, o te hace escuchar la música que evoca. Los sueños, la infancia, en fin, el pasado, le dan forma de testimonio a sus relatos, en los que es imposible separar ficción de realidad.
Probablemente la mejor definición provenga de la soprano Natalia Lemercier quien prologó este bello libro: Si bien este libro se llama “Una historia: doce temporales”, yo creo que la exquisita vena descriptiva del autor de estas 12 historias atemporales, nos lleva a otros lugares, nos transporta de manera mágica, permitiéndonos vivir junto a sus personajes, emociones auténticas de gozo, de nostalgia, de euforia, de tristeza y de amor.
Seguramente las historias que componen esta obra, son simples, naturales, auténticas, sin medias tintas ni juegos de metáforas escondidas.
Un autor para considerar, una obra muy apetecible y un fragmento para tentarse y buscar más.
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