Hablamos de Borges, regalando su primera obra. Esos ejemplares hoy son tesoros de coleccionistas. Quienes los poseen o los comercializan, los tratan como incunables. La falta de un editor puso en crisis la distribución del libro, y la publicidad del mismo a la hora de la venta; el autor debía ocuparse de estos asuntos, lo que no parece ser un tema menor, aunque en aquellos tiempos eran moneda corriente.