Escrito sobre las llagas sociales

A propósito de las llagas sociales, existen autores capaces de explorar lo más profundo del ser humano y su vida en sociedad. Allí donde el trabajo, los gobiernos, los proletarios, la marginación, conforman la materia con la que construirán historias, encontrarán la inspiración y el gozo literario.

Describirán los encuentros y desencuentros entre la vida rural y la vida urbana, la explotación, las huelgas, la injusticia, la corrupción política, la delincuencia, o el racismo. Una forma comprometida de ver la vida y narrar los mejores relatos.

Todo escritor que crea es un mentiroso; la literatura es mentira, pero de esa mentira sale una recreación de la realidad; recrear la realidad es, pues, uno de los principios fundamentales de la creación.

Juan Rulfo (16/05/1917 – 07/01/1986)

Llagas sociales y literatura

El llano en llamas es un cuento de Juan Rulfo ambientado en el México posterior a la revolución, en los comienzos de la industrialización y la migración de campesinos a las urbes en busca de trabajo. Predominan la desolación, la desesperanza y el hambre. Esto es poner el acento en las yagas sociales.

En La colmena, de Camilo José Cela, reconocido como una de las 100 mejores novelas de habla hispana, censurada por el Gobierno de Franco, predominan la clase media baja, la pequeña burguesía venida a menos, con sus ilusiones lastimadas y proyectos de futuro mentirosos. Sus personajes jamás descubren horizontes nuevos. Hay un viso de desesperanza y frustración.

En la novela social es frecuente encontrar personajes alegóricos y protagonistas colectivos que constituyen una fuerte crítica hacia la sociedad, a la clase política y las desventuras del proletariado, acusando la inmoralidad burguesa.

Camilo José Cela
Camilo José Cela

En El coronel no tiene quien le escriba de Gabriel García Márquez, el hijo del protagonista muere acribillado mientras repartía propaganda clandestina, su esposa, enferma de asma, vende objetos de valor para poder subsistir hasta que llega el momento de vender el gallo de riña, que es una fuente mínima de ingresos a través de las apuestas clandestinas y cunde la desesperanza y la decepción.

Charles Dickens, en su novela Tiempos difíciles, un relato en verdad bastante olvidado, realiza una crítica descarnada sobre la explotación laboral en las fábricas y factorías industriales inglesas. «Lo único que importan —dice el personaje— son las realidades y los hechos». Dickens hace una clara denuncia social, se introduce en la revolución obrera y en los conflictos de la clase trabajadora. Dentro de la literatura del escritor, una verdadera perla blanca.   

Algunas necesidades de expresión

Las llagas sociales abarcan el reclamo en masa, la crítica implícita al Estado, hacia alguna corporación, o sujeto particular; contra la realización de actos egoístas. La queja es solo una parte del conflicto.

En Los molinos de viento de Don Quijote, Cervantes hace su denuncia social y nos presenta su visión del mundo con los gigantes (los molinos) que lo atacan de manera impetuosa e inmerecida.

Hay entre literatura y sociedad una relación simbiótica, donde la ideología, y el contexto social juegan un rol narrativo correctamente alineado. Por otra parte, la literatura refleja aspectos de la sociedad, y en cierta forma manifiesta una conciencia, transmite valores universales.

Como mencioné más arriba, la literatura social es una forma comprometida de ver la vida y narrar los mejores relatos. Ficción o realidad pierden relevancia, en tanto lo que es narrado, tiene una evidente providencia de lo que en verdad le pasa a la gente.

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