El rock siempre ha despertado curiosidad en outsiders o “no cultores”, por tratarse de un fenómeno transversal y universal. La estética, la cultura, el soporte rítmico, la variedad musical, y el magma diverso de letras, tienen un atractivo que lo transforman en culto y para muchos, hasta en dogma.
El rock en la picadora de textos
En el comienzo todo fue liviandad. El relato era simple, las letras poco exigentes, como la de Bill Halley y sus Cometas, grabada en 1952, Rock Around the Clock: “Vamos a bailar todo el día esta noche, Vamos a rock, rock, rock, rock, hasta plena luz del día vamos a rockear. Vamos a rockear todo el día esta noche”.
“Los países del mundo que están bien, sin problemas, escuchan blues y rock and roll. Los países que caen en desgracia escuchan cumbia.”
Pappo
Una evolución se insinúa a mediados de los sesentas, con los Beatles. Yesterday ofrece una propuesta poética más elevada: “Ayer, todos mis problemas parecían tan lejanos. Ahora parece que están aquí para quedarse. Oh, creo en el ayer”. Incluso Elvis mudó de piel y sin perder el instinto rockero empezó a cantar temas con cierto vuelo como por ejemplo Puente sobre aguas turbulentas de Simon & Garfunkel: “Si necesitas un amigo estoy navegando justo detrás, como un puente sobre aguas turbulentas, te aliviaré la mente…” Esta evolución en el rock se vio reflejada en Argentina con el paso de El club del Clan a Los Gatos que cantaban en castellano, y particularmente en el under con Javier Martínez, Miguel Abuelo, Tanguito, Pajarito Zaguri.
La pluma eléctrica
En 1976 Charly García homenajea a Oscar Wilde con su tema El Fantasma de Canterville, que popularizará León Gieco. En adelante, la literatura se infiltrará en el rock de manera definitiva. Corrían tiempos de dictadura, con Serú Girán en su momento más inspirado, Charly escribe Canción de Alicia en el país, con una alegoría a la novela de Lewis Carroll repleta de mensajes cifrados sobre el momento político de Argentina.
Soda Stereo en 1988 hace lo propio con Corazón Delator, inspirado en el cuento de Edgar Allan Poe. A propósito, Los Piojos, toman el cuento Morella del mismo autor con una obra rockera que estrenan en el 2000.
Los Super Ratones tomaron fragmentos del libro Aguafuertes Porteñas de Roberto Arlt y los convirtieron en una canción llamada Aguafuerte. Hasta Eduardo Galeano inspiró a los músicos de Shaila con su libro: Las venas abiertas de América Latina. Y acaso el exponente más curioso sea el de los chicos de la banda punk Flema que le cantaron a Charles Bukowski.
Charly García es quien uno podría identificar como creador de textos de alta literatura. Desarma y Sangra, por ejemplo: «Tu tiempo es un vidrio, tu amor un faquir, mi cuerpo una aguja; tu mente un tapiz». Viernes 3 Am: “Llevas el caño a tu sien, apretando bien las muelas, cierras los ojos y ves, todo el mar en primavera”. Inconsciente Colectivo: “Ayer soñé con los hambrientos, los locos, los que fueron los que están en prisión. Hoy desperté cantando esta canción que ya fue escrita hace tiempo atrás, es necesario cantar de nuevo una vez más”.
Tinta y púa
El rock en Argentina tiene las cualidades de fenómeno cultural. A esta característica, hay que sumarle su generacionalidad con más de 50 años de vigencia. Antes de la pandemia, me tocó asistir a un recital en que participaban Lito Nebbia, Ricardo Soulé, Nito Mestre y Silvina Garré. En el teatro había asistentes infantiles, padres y abuelos mayores que yo, que ando por los sesenta. Se escucharon canciones como: Está en tus manos: “Lo que la vida se olvidó de repartir, está en tus manos… Porque no es cierto que la vida pase así sin avisar…” Increíble vuelo literario.
Pero en verdad me dejé para el final a Ricardo Soulé, del grupo Vox Dei que, a finales de los sesentas, estrenaron su versión de La Biblia que sintetiza las conclusiones a las que quiere arribar este post. Poesía, reflexión, texto memorable y una música hermosa. Y no hemos incorporado a esta reseña, plumas como las de Luis Alberto Spinetta, Fito Páez o la Trova Rosarina. Hay en el rock nacional mucho de buena literatura para degustar.
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