Las ideas vuelan a la espera de que un alma inspirada las cace. Las ideas van con nosotros, y cuando se convierten en inspiración se produce un acto mágico y trascendente.
Un hallazgo ocurrido en El Toboso, un municipio español de la provincia de Toledo, en la comunidad autónoma de Castilla-La Mancha, da cuenta de la existencia de un tal Francisco de Acuña, hombre que solía vestir con armadura, al mejor estilo de El Quijote. En 1581 la emprendió contra un hidalgo de nombre Pedro de Villaseñor, por razones de poder en la comarca. El hecho quedó registrado en los anales judiciales, y de Acuña terminó acusado por intento de asesinato y por vestirse con armas de guerra y andar por ahí asustando gente.
Lo interesante de esta anécdota es que Cervantes supo de esa historia por parte de amigos y de la familia de Villaseñor, a quienes menciona en su libro póstumo: Los trabajos de Persiles y Segismunda.
“De la quietud nace la inspiración y del movimiento surge la creatividad.”
Isabel Allende
La argamasa de las ideas
John Ronald Reuel Tolkien tuvo varias fuentes de inspiración para su epopeya fantástica en la Tierra Media, aunque nunca lo quiso reconocer. Quizá la más clara proviene de su propia experiencia como soldado. Tolkien se había enlistado a los 23 años, en el cuerpo de Fusileros de Lanchashire. Le tocó combatir en la batalla del río Somme, en 1916, en la que murieron 19.000 soldados británicos y más de 30.000 resultaron heridos. Tolkien definió esos tiempos como «un horror animal».
Desde el punto de vista biográfico, comenzó a trabajar en Tierra Media y ‘El Señor de los Anillos, hospitalizado por «fiebre de las trincheras” durante la primera guerra mundial.
Joanne Rowling vio a un niño de gafas que le hizo acordar a Ian Potter, un amigo de su infancia. Esto sucedió cuando esperaba la partida de un tren que recorría el trayecto Manchester-Londres en el que iría a visitar a sus padres. Las ideas como Potter y el tren funcionan como semillas. De sus recuerdos infantiles proviene Hermione Granger y Ron Weasley. Todo esto en un contexto de creatividad nacida de las necesidades económicas y de la persistencia. Escribía en un café de Edimburgo sobre servilletas de papel.
Charles Dickens escribió Historia de dos ciudades, inspirado en la historia sobre La Revolución Francesa de Thomas Carlyle (1837). Adaptó esa mirada a los problemas sociales y políticos de Inglaterra, con el único fin de lograr que la historia no se repitiera en su país natal. Las ideas que contactan ficción y realidad suelen tener destino de clásico.
Laberintos de inspiración
Antonie Saint-Exupéry tuvo un accidente aéreo en el desierto del Sahara, cuando recorría un trayecto de más de 19 horas entre París y Saigón. El avión quedó destruido y junto a su copiloto debió pasar cuatro días a la intemperie y bajo un sol abrazador, sin alimentos ni agua. El principito, es el fruto de las alucinaciones que sufrió en el desierto. Cuenta la historia de un piloto, que choca con su avión en el desierto y conoce a un pequeño príncipe de otro planeta que estaba perdido en la tierra.
Agatha Christie, para su novela Los diez negritos, se inspiró en una canción infantil, muy popular en la época, titulada Ten little soldiers, que narraba la desaparición sistemática por diferentes motivos de diez soldados, hasta que no queda ninguno.
Diez soldaditos salieron a cenar;
Uno se atragantó con su pequeño yo y luego hubo nueve.
Nueve niños Soldados se sentaron muy tarde;
Uno se quedó dormido y luego quedaron ocho.
…
La canción original no utilizaba las palabras soldier boys (soldados) sino niggers (negros) o indians (indios) sustituidas por ser políticamente incorrectas.
Todo puede inspirarnos
Lewis Carroll encontró inspiración en una niña de 10 años, llamada Alice Liddell, que le pidió al escritor durante una excursión a bordo de un bote en el Río Támesis, que le escribiera una historia para ella. En 1864 le entrega el primer manuscrito titulado Alice’s Adventures under Ground («Las aventuras de Alicia bajo tierra»).
En este recuento de apenas siete libros que están en el top ten de ventas en la historia, hay un factor común: La inspiración es mágica, no tiene reglas, simplemente aparece, involuntaria y sorprendente, cuando menos la esperamos.
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