Crear en la intemperie

Si crear es una disciplina complicada, hacerlo en la intemperie parece una tarea titánica. Entendamos como intemperie la metáfora de la desolación frente al papel, o frente a la pantalla del ordenador. Un acto íntimo y desgarrador acechado por los fantasmas de la cerrazón y la torpeza.

«No pienses. Pensar es el enemigo de la creatividad. Es autoconsciente, y cualquier cosa autoconsciente es terrible. No debes intentar hacer cosas. Simplemente debes hacerlas».

Ray Bradbury

Crear como oficio del intelecto

En mi experiencia, la creación sobreviene de la abnegada explotación del entusiasmo, de la obsesiva aplicación de la curiosidad, de divertirme con el acto de escribir y disfrutar de la historia mientras escribo, o por ser más claro, en el momento en que escribo cosas que tienen una unidad de sentido que me sorprende.

Crear requiere de constancia, aun en las horas más duras en que no cae una idea, en que el diario vivir nos atosiga, en que el dinero no alcanza, en que las facturas de servicios parecen impagables.

Y no se trata de que un escritor es alguien especial. Dios nos libre de los hombres que se toman en serio su indispensabilidad. No hay magia en la creatividad, el chispazo proviene del oficio, de recursos acumulados, experiencias, vivencias. Hay en el arte de escribir una sistemática combinación de habilidades conscientes e inconscientes que terminan aplicadas en personajes, en contextos, en caracteres.

En la creación florece la resistencia a la intemperie, de la que se sobrevive en la certeza de que más tarde o más temprano, algo se nos va a ocurrir. Es cuestión de tiempo. He leído por ahí que la imaginación es más importante que el conocimiento, materia de discusión que nos llevaría al fondo de la grieta sin ninguna esperanza de lograr un acuerdo. Imaginación y conocimiento son recursos para la creación, a veces utilizadas en paralelo y a veces, de manera independiente.

Aprender a Crear.

Con el paso del tiempo, he aprendido a observar a los capacitadores de creatividad con más simpatía. Al principio los veía divagar en artilugios, cuadros y planillas que uno nunca iba a utilizar como metodología, simplemente porque resultaban engorrosas y estaban orientadas a especificidades comerciales. No obstante, había algunos textos que valía la pena explorar. El libro de Roger Von Oech, Chispazos, fue el primero que me impactó por su abordaje sobre el desarrollo del pensamiento creativo a través de juegos y desafíos en verdad entretenidos y eficaces.

Pero el mayor de los impactos se debió al libro de Stephen Nachmanovitch, Free Play;   cambió el sentido de la capacitación en creatividad con conceptos simples. El autor es violinista, compositor, escritor, artista digital, y educador.  Enseñó y dictó conferencias sobre creatividad y las dimensiones espirituales y sociales del arte.

Crear
Free Play – Stephen Nachmanovitch

Su libro, con total sencillez, nos explica que “la creación espontánea surge de lo más profundo de nuestro ser. Lo que tenemos que expresar ya está con nosotros, es nosotros, de manera que la obra de la creatividad no es cuestión de hacer venir el material sino de desbloquear los obstáculos para su flujo natural”.

En la intemperie

Stephen King, en su libro Mientras Escribo, expresa la noción de crear en la intemperie, aplicado a la literatura. Él define su inspiración como “mucho trabajo puesto al servicio de una metodología” y de una caja de herramientas que describe como legado a los escritores que se enfrentan a la hoja en blanco cuando las musas no aparecen.

La intemperie es para King parte del proceso, una estación insoslayable por la que todas las obras, más tarde o más temprano, deberán pasar para llegar a destino. Lo importante es no frustrarse mientras estamos a la intemperie, en algún momento, el texto cobrará forma, los personajes brillarán, y todo se encarrilará hacia la consumación de la obra.  

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